La última película de Iciar Bollaín es una pequeña obra de artesanía. Con un guíón magnífico, que se establece dentro de los parámetros de una puesta en escena arriesgada y comprometida, consigue un buen producto. Iciar Bollain recoge la realidad, la retrata partiendo de la ficción y el concepto de compromiso. Resulta paradógico que la ficción se presente como un ejercicio de reelectura que llena nuestros momentos de ocio, y la realidad como una actividad ajena que nos arrastra y en la que estamos inmersos. Tanto la realidad como la ficción nos son extrañas, exigen una implicación, un compromiso y más cuando se pretende que la ficción se utilice como denuncia de esa realidad que tanto daño ha causado.
La película utiliza el recurso clásico del cine dentro del cine para realizar una reflexión en torno al arte y al compromiso, a la vez que realiza un retrado de la gente del cine. Respecto al argumento, nos encontramos con el rodaje en Bolivia de una película basada en la figura de Colón. Comienzan el rodaje en tierras bolivianas porque así pueden reducir el coste del film, para la interpretación contratan a bolivianos que puedan realizar el papel de los indigenas. Desde un primer momento se observa una doble visión de la realidad en función de la labor que corresponde a los responsables de la película. Por un lado, está el director, una persona comprometida con la verdad histórica, empeñada en esclarecer el pasado, y denunciar una conquista realizada con la cruz y la espada; por el otro, nos encontramos con el productor, quien mira la realidad desde los resortes del coste económico.
A partir de la figuras de Colón y Bartolome de las Casas, y los relijiosos que conscientes de la barbarie que se estaba cometiendo alzaron su voz contra la Corona, se realiza un film sobre el inicio de la conquista. de América. Quieren dejar claro que la conquista fue un genocidio, se realizó por motivos ecónomicos presentándola como una ingente labor de evangelización cristiana. La figura de Colón, Carra Elejalde, aparece como la de un aventurero que sin ningún principio relijioso, tortura y asesina a la población indigena americana para enriquecerse. Se persigue denunciar el genocidio cometido, pero al realizar la pelicula la realidad boliviana muestra que la opresión sobre el pueblo indígena continúa, y el equipo de rodaje se ve inmnerso en la revuelta del pueblo indígena que clama por sus derechos básicos.
En la película se cuenta cómo se reinterpreta el pasado dando la espalda al presente. Se reflexiona sobre el compromiso y el concepto de realidad, sobre todo diría que queda claro que los ciudadanos de los países del primer mundo no sabemos qué es el verdadero compromiso. Desconocemos la realidad de los paíse pobres, y encima tenemos el punto de vista del turista que enjuicia, valora y no se compromete. Tal vez deberíamos de reconocer que somos unos hipócritas, que vamos con la cabeza alta creyéndo que nuestros ideales de izquierda se corresponden con la mentalidad pequeño burguesa que guía nuestra vida.
Es esta mentalidad pequeño burguesa la que se analiza en la película, nuestro fariseismo cómodo que en su egoismo empresarial trata a los más desfavorecidos como lo haría cualquier multinacional cuando establecemos negocios, o cuando tratamos a los más desfavorecidos como curiosidades que necesitan de nuestro apoyo, sin que ello implique el más mínimo coste. Los artistas constituyen un colectivo que vive de representar la realidad, pero lo que plantea la película es si deben de conformarse con retratar la realidad, con todos los tintes comprometidos con la que se quiera representar, o intentar cambiarla. Lo que está claro es que si deseamos cambiar esa realidad injusta que corroe nuestra conciencia, primero tendremos que cambiar nuestras conductas, que por lo menos seamos capaces de ayudar a los mas necesitados. En definittiva, si pretendamos modificar la realidad por medio del arte, impliquémonos, no demos la espalda a la realidad. Seamos solidarios con aquellos que sufren la injusticia que a nosotros no nos alcanza.
En la película se cuenta cómo se reinterpreta el pasado dando la espalda al presente. Se reflexiona sobre el compromiso y el concepto de realidad, sobre todo diría que queda claro que los ciudadanos de los países del primer mundo no sabemos qué es el verdadero compromiso. Desconocemos la realidad de los paíse pobres, y encima tenemos el punto de vista del turista que enjuicia, valora y no se compromete. Tal vez deberíamos de reconocer que somos unos hipócritas, que vamos con la cabeza alta creyéndo que nuestros ideales de izquierda se corresponden con la mentalidad pequeño burguesa que guía nuestra vida.
Es esta mentalidad pequeño burguesa la que se analiza en la película, nuestro fariseismo cómodo que en su egoismo empresarial trata a los más desfavorecidos como lo haría cualquier multinacional cuando establecemos negocios, o cuando tratamos a los más desfavorecidos como curiosidades que necesitan de nuestro apoyo, sin que ello implique el más mínimo coste. Los artistas constituyen un colectivo que vive de representar la realidad, pero lo que plantea la película es si deben de conformarse con retratar la realidad, con todos los tintes comprometidos con la que se quiera representar, o intentar cambiarla. Lo que está claro es que si deseamos cambiar esa realidad injusta que corroe nuestra conciencia, primero tendremos que cambiar nuestras conductas, que por lo menos seamos capaces de ayudar a los mas necesitados. En definittiva, si pretendamos modificar la realidad por medio del arte, impliquémonos, no demos la espalda a la realidad. Seamos solidarios con aquellos que sufren la injusticia que a nosotros no nos alcanza.
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