Nada más terminar de comer me he sentado en la butaca para ver la pelí que echaban en ETB2, al leer el título En el centro de la tormenta, creía que me iba a encontrar con una americanada sobre los tornados de la zona central de USA. Afortunadamente no era así, en seguida la voz narradora, existencial, con un tono bíblico no exento de cierto exotismo húmedo ha centrado mi atención. En la primera escena aparecía el detective apesadumbrado ante el atroz asesinato de una joven, parecía la obra de un demente. En seguida he pensado en un filme de asesinatos en serie, con el detective desesperado por coger cuanto antes al cruel psicópata que aterroriza a toda la población.
A continuación el detective detiene a una pareja ebria que está a punto de provocar un accidente, son la famosa pareja de actores que rueda una película en el condado, al llevar al actor a comisaria este le cuenta que encontró un cadáver encadenado en el pantano. A partir de este encuentro la película adquiere otro carácter, pues si por un lado está la investigación centrada en los asesinatos en serie, que casualmente comienzan a repetirse a partir del inicio del rodaje de una película patrocinada por un famoso mafioso local; por otro lado, el crimen del negro acaecido en el pasado vertebra toda la obra, pues es el punto de partida que permite entender toda una sociología esclavista cuya herencia violenta da lugar a los asesinatos, ya que son producto de una clase dirigente corrupta que se ve envuelta en sus propios despropósitos y se aferra a unos injustos privilegios que a duras penas logran imponer.
Pero la película, no conforme con realizar un dibujo del profundo sur estadounidense, se adentra en un enfoque Faulkneriano de la realidad sureña. A partir de la herencia de una sociedad traumatizada por la pérdida de un modo de entender la vida, se disecciona a una clase dirigente corrupta, incapaz de aferrarse a un poder cimentado en unos valores que se contraponen a su pasado. Esta voces que aparecen en la película a modo de alucinaciones, sueños y pérdida de conciencia tras excesos violentos son como una imagineria, que subraya la incapacidad de una sociedad carcomida que no ha sabido adaptarse a la modernidad. El cariz militar de las visiones aporta un sentido épico de lucha, de honrada supervivencia, de necesidad de afrontar el futuro que el teniente oye con respeto a sus fantasmas personales.
El gran logro de la película, además de mantener la tensión de la caza del psicópata depredador, se encuentra en conseguir que estas corrientes que rigen el hilo narrativo, se canalicen y adquieran verosimilitud en un intento por explicar la realidad, o por lo menos de intuirla.
Me ha encantado el trabajo de Tommy Lee Jones, pues da verosimilitud al personaje, lo arraiga en un entorno violento. La imagen del teniente hablando en las escaleras del porche con los músicos negros de blues mientras la flor y nata de la sociedad sureña está de picnic, indica la naturaleza económica del racismo, y muestra el retrato de una sociedad agarrotada y débil por su pasado esclavista.
Destacaría el trabajo de Jon Goodman, el grandullón de la comedia Roseanne, en un registro dramático más propio de sus trabajos con los hermanos Coen, quien da vida al depravado mafioso local con fuerza y maestría. Su papel arañando la sobreactuación, se ajusta a la estética húmeda, decadente, un tanto putera, del unionismo sureño. Asimismo, el voluminoso compañero del teniente, cuya mujer es lesbiana, corresponde y fortalece una serie de personajes que dan mayor entidad a la película.
En mi opinión la capacidad visionaria que comparte el actor alcohólico con el teniente es un giño a la literalidad, a la obra de James Lee Burke. El cierre de la película con la foto del viejo general y sus incondicionales iluminada con la presencia del teniente del condado así lo demuestra. En el centro de la tormenta es una adaptación ambiciosa y arriesgada que si tienes ocasión de verla te sorprenderá.
Pero la película, no conforme con realizar un dibujo del profundo sur estadounidense, se adentra en un enfoque Faulkneriano de la realidad sureña. A partir de la herencia de una sociedad traumatizada por la pérdida de un modo de entender la vida, se disecciona a una clase dirigente corrupta, incapaz de aferrarse a un poder cimentado en unos valores que se contraponen a su pasado. Esta voces que aparecen en la película a modo de alucinaciones, sueños y pérdida de conciencia tras excesos violentos son como una imagineria, que subraya la incapacidad de una sociedad carcomida que no ha sabido adaptarse a la modernidad. El cariz militar de las visiones aporta un sentido épico de lucha, de honrada supervivencia, de necesidad de afrontar el futuro que el teniente oye con respeto a sus fantasmas personales.
El gran logro de la película, además de mantener la tensión de la caza del psicópata depredador, se encuentra en conseguir que estas corrientes que rigen el hilo narrativo, se canalicen y adquieran verosimilitud en un intento por explicar la realidad, o por lo menos de intuirla.
Me ha encantado el trabajo de Tommy Lee Jones, pues da verosimilitud al personaje, lo arraiga en un entorno violento. La imagen del teniente hablando en las escaleras del porche con los músicos negros de blues mientras la flor y nata de la sociedad sureña está de picnic, indica la naturaleza económica del racismo, y muestra el retrato de una sociedad agarrotada y débil por su pasado esclavista.
Destacaría el trabajo de Jon Goodman, el grandullón de la comedia Roseanne, en un registro dramático más propio de sus trabajos con los hermanos Coen, quien da vida al depravado mafioso local con fuerza y maestría. Su papel arañando la sobreactuación, se ajusta a la estética húmeda, decadente, un tanto putera, del unionismo sureño. Asimismo, el voluminoso compañero del teniente, cuya mujer es lesbiana, corresponde y fortalece una serie de personajes que dan mayor entidad a la película.
En mi opinión la capacidad visionaria que comparte el actor alcohólico con el teniente es un giño a la literalidad, a la obra de James Lee Burke. El cierre de la película con la foto del viejo general y sus incondicionales iluminada con la presencia del teniente del condado así lo demuestra. En el centro de la tormenta es una adaptación ambiciosa y arriesgada que si tienes ocasión de verla te sorprenderá.
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