![](http://4.bp.blogspot.com/_RkjxoOSppGU/SzXBvatrvvI/AAAAAAAAACk/xHpn0KILRSc/s320/torino.jpg)
Hace tiempo que no escribo sobre una película, hasta se me hace raro, pero la “peli” que acabo de ver incita a la reflexión; lo cierto es que "El gran Torino" es una excelente película, hecha con mimo, con ternura, realizada por un protagonista que ofrece una conducta modélica, pese a sus propias contradicciones, que nos hace reflexionar.
Sería injusto reprender a una persona cuando realiza su propia crítica, surgida del deseo de conciliarse con los otros, de no quedarse aislado, sino confraternizando por encima de todo; sin duda, es un acto digno de agradecer. EL viejo gruñón que aparece en la película parece ser el alter ego de C. Eastwood. El hecho de que el protagonista sea un anciano que tiene que enfrentarse a la soledad y a su propia muerte así lo muestran.
Clint Eastwood nos ofrece con sus películas un modo de entender la vida; hasta tal punto ha llegado su buen hacer, su maestría indiscutible, que tiene su propio estilo, ese que le define y lo hace único. No hay que ser un entendido en la materia para percibirlo, sólo que te guste el cine. Las películas buenas muestran el retrato de una mirada, un modo de entender la vida, C. Eastwood es lo que recoge: su entorno, su concepto de la vida, lo que está bien y lo que habría que mejorar.
Me ha gustado enormemente la película, me ha parecido buena en cuanto a ritmo, maravillosa en cuanto a las tomas -esa ternura que recoge la cámara- es simplemente fascinante. La toma del perro sobre la bañera, mientras nuestro héroe se fuma su primer pitillo con el cuerpo sumergido-aunque un poco chapliniana- indica la sencillez de la armonía, la plenitud de estar a gusto sin molestar a nadie y la lucha por mantener viva la tranquilidad necesaria, imprescindible, que es la llama que da sentido a la vida.
Y es que el anciano se queda sólo, se le muere la mujer, su compañera, y apenas puede relajarse por el dolor que siente; todo está mal, pues no está bien consigo mismo. Él, que es un luchador, no puede contra la muerte, contra las leyes de la vida que le han arrinconado: sus dos hijos son dos desconocidos y no puede remediarlo. De repente, todo se desmorona, pero él sigue funcionando de la única manera que sabe, organizándose en las pequeñas cosas que dan sentido a la vida: aunque amanezca otro día grisáceo, tiene que cortar el césped... con todo, se aburre viendo pasar la vida con una cerveza tras otra en la mano, sufriendo en silencio su soledad.
Por suerte, no vive en una residencia de ancianos, sigue en el barrio de toda la vida, ese que imprime carácter, el mismo modo de hablar está condicionado por la relación con la gente del barrio. Sin duda, uno de los mayores logros de la película es la lengua que utilizan y el valor que se da al registro. La película viene a decirnos que nuestra expresión, nuestra forma de comunicarnos, nos define y facilita que tengamos amigos o no. En el fondo es el poder de adaptación a la comunidad, que es la cultura americana tradicional, la que se debate en los nuevos tiempos, la que se repite y se impone, pues consiste en el sueño de mejorar, de vivir bien; en definitiva, de acceder al bienestar.
La familia oriental, en cambio, es fiel a sus tradiciones; frente a la moderna sociedad americana tiene unos principios sólidos que han de encontrar sus raíces, como todo pueblo que tiene que sobrevivir. La película, y esto sea tal vez su mayor logro, ahonda y ensalza las ventajas de la convivencia: los humanos buscamos relacionarnos, participar en la comunidad, es la violencia que no respeta al diferente la que nos lleva a la pobreza y al sufrimiento. Parece incluso religioso, aunque tal vez sea la ética (la dignidad de aceptarnos como somos con humildad y de intentar mejorarnos con nuestro esfuerzo) lo que nos hace ser mejores y poder respetarnos, apreciarnos, comprendernos, estimarnos, incluso amarnos.
C. Eastwood nos da una gran lección, si señor, pero en su redención lo que busca es el perdón, prepararse antes de dar explicaciones ante el Señor. ¿Y por qué no? ¿Acaso no muere como un veterano de Corea? Esta ética puede resultar peligrosa, pero él entrega su vida, aunque sea por desesperación y miedo, a lo que verdaderamente cree: al respeto que merece toda persona. Evita un derramamiento de sangre, sabe que no conduce a nada ¿Qué pasó con todos los que murieron en la guerra? Prefiere acciones concretas que cambien la situación, es consecuente, actúa como se ha comportado siempre. Es cierto que la enfermedad le está minando, pero se sacrifica por aquello en lo que cree, porque en el fondo se lo debía a aquel chaval que mató en la guerra y cuyo recuerdo lo ha torturado toda la vida.
En definitiva, una magnífica película que yo no voy a descubrir a nadie y sobre la cual me apetecía escribir.
Deseaba tanto escribir que voy a seguir un rato más… la interpretación de C. Eastwood es fabulosa, se excede un pelo en algún momento, pero sabe contenerse y modelar la tensión que vive convirtiéndose gradualmente en un ser más cercano: en el vecino gruñón de toda la vida.
¿Es el retrato de un anciano gruñón qué se toma una cerveza de más? Sí, sin duda. Pero es un hombre desamparado, que el dolor de la muerte aflige sin que reciba el más mínimo consuelo. Ni siquiera cuando tiene que enfrentarse a su propia muerte, encuentra un gesto, una sonrisa en la que detenerse a reflexionar sobre el valor de la vida. No recibe cariño y eso le atormenta. En toda la película no tiene una sola palabra sincera sin restricciones con su familia; tal vez recoge lo que ha sembrado y no le gusta porque le duele; está sólo y necesita a alguien que le soporte, que le lleve la contraria, que le escuche, que le sonría y le diga lo cabrón que es.
Nadie es perfecto. “El gran Torino” Es una gran película,- y no me canso de repetirlo- simplemente me ha encantado. El filme tiene una fotografía exquisita, ¡Con qué normalidad y cariño retrata a la gente de barrio! Además, sabe dotar a la historia del ritmo adecuado, se narran los hechos buscando una progresión: el suspense, la tensión va tomando mayor fuerza a medida que el personaje va cambiando, es genial. Es un viejo maestro-yo no entiendo ni papa, pero así me lo parece-. Me recuerda al C.Eastoow de "Los puentes de Madison", de "Milion Dollar Baby", de "Mystic River", donde retrata a la clase media americana rural y urbana, a los barrios de toda la vida, donde quiere encontrar esos valores en los que cree y con los que se identifica, aceptándose así mismo en ese espacio, con esa gente, sintiéndose parte de la comunidad, uno más entre ellos. Los personajes que retrata están lejos de la perfección, pero siempre mantienen unos principios que permiten reconciliarse con el entorno y a cada uno de ellos consigo mismo.
Es evidente que el personaje principal está al lado de los buenos, los malos acaban en la cárcel como en los filmes clásicos. Yo esperaba algún tipo de reconciliación, pero la agresión a la chica no permitía otro final ¿Y por qué no suprimir lo de la agresión? Algún otro final posible seguro que existía, pero es una película que también retrata el mundo de las bandas, y tal vez se quiso denunciar su existencia, la falta de principios... Sin duda, el protagonista de la película en su desesperación provoca los hechos, pues en ningún momento busca la reconciliación con el malo: el método de apuntar con un fusil para separar una pelea no es la más adecuada, nada es gratuito en esta vida. Yo prefería otro final, aunque sin ese trágico desenlace la ficción que nos envuelve, que nos sumerge en la película no sería heroica y en estos tiempos de crisis estamos necesitados de héroes anónimos, de modelos que sean ejemplos, de referencias que nos indiquen una causa justa, como la de mantener la paz en el barrio.
Todo puede variar según el punto de vista, a mí la película me ha encantado (me repito en mi entusiamo hasta la saciedad) Espero que Clint Eastwood siga rodando durante muchos años más.
Sería injusto reprender a una persona cuando realiza su propia crítica, surgida del deseo de conciliarse con los otros, de no quedarse aislado, sino confraternizando por encima de todo; sin duda, es un acto digno de agradecer. EL viejo gruñón que aparece en la película parece ser el alter ego de C. Eastwood. El hecho de que el protagonista sea un anciano que tiene que enfrentarse a la soledad y a su propia muerte así lo muestran.
Clint Eastwood nos ofrece con sus películas un modo de entender la vida; hasta tal punto ha llegado su buen hacer, su maestría indiscutible, que tiene su propio estilo, ese que le define y lo hace único. No hay que ser un entendido en la materia para percibirlo, sólo que te guste el cine. Las películas buenas muestran el retrato de una mirada, un modo de entender la vida, C. Eastwood es lo que recoge: su entorno, su concepto de la vida, lo que está bien y lo que habría que mejorar.
Me ha gustado enormemente la película, me ha parecido buena en cuanto a ritmo, maravillosa en cuanto a las tomas -esa ternura que recoge la cámara- es simplemente fascinante. La toma del perro sobre la bañera, mientras nuestro héroe se fuma su primer pitillo con el cuerpo sumergido-aunque un poco chapliniana- indica la sencillez de la armonía, la plenitud de estar a gusto sin molestar a nadie y la lucha por mantener viva la tranquilidad necesaria, imprescindible, que es la llama que da sentido a la vida.
Y es que el anciano se queda sólo, se le muere la mujer, su compañera, y apenas puede relajarse por el dolor que siente; todo está mal, pues no está bien consigo mismo. Él, que es un luchador, no puede contra la muerte, contra las leyes de la vida que le han arrinconado: sus dos hijos son dos desconocidos y no puede remediarlo. De repente, todo se desmorona, pero él sigue funcionando de la única manera que sabe, organizándose en las pequeñas cosas que dan sentido a la vida: aunque amanezca otro día grisáceo, tiene que cortar el césped... con todo, se aburre viendo pasar la vida con una cerveza tras otra en la mano, sufriendo en silencio su soledad.
Por suerte, no vive en una residencia de ancianos, sigue en el barrio de toda la vida, ese que imprime carácter, el mismo modo de hablar está condicionado por la relación con la gente del barrio. Sin duda, uno de los mayores logros de la película es la lengua que utilizan y el valor que se da al registro. La película viene a decirnos que nuestra expresión, nuestra forma de comunicarnos, nos define y facilita que tengamos amigos o no. En el fondo es el poder de adaptación a la comunidad, que es la cultura americana tradicional, la que se debate en los nuevos tiempos, la que se repite y se impone, pues consiste en el sueño de mejorar, de vivir bien; en definitiva, de acceder al bienestar.
La familia oriental, en cambio, es fiel a sus tradiciones; frente a la moderna sociedad americana tiene unos principios sólidos que han de encontrar sus raíces, como todo pueblo que tiene que sobrevivir. La película, y esto sea tal vez su mayor logro, ahonda y ensalza las ventajas de la convivencia: los humanos buscamos relacionarnos, participar en la comunidad, es la violencia que no respeta al diferente la que nos lleva a la pobreza y al sufrimiento. Parece incluso religioso, aunque tal vez sea la ética (la dignidad de aceptarnos como somos con humildad y de intentar mejorarnos con nuestro esfuerzo) lo que nos hace ser mejores y poder respetarnos, apreciarnos, comprendernos, estimarnos, incluso amarnos.
C. Eastwood nos da una gran lección, si señor, pero en su redención lo que busca es el perdón, prepararse antes de dar explicaciones ante el Señor. ¿Y por qué no? ¿Acaso no muere como un veterano de Corea? Esta ética puede resultar peligrosa, pero él entrega su vida, aunque sea por desesperación y miedo, a lo que verdaderamente cree: al respeto que merece toda persona. Evita un derramamiento de sangre, sabe que no conduce a nada ¿Qué pasó con todos los que murieron en la guerra? Prefiere acciones concretas que cambien la situación, es consecuente, actúa como se ha comportado siempre. Es cierto que la enfermedad le está minando, pero se sacrifica por aquello en lo que cree, porque en el fondo se lo debía a aquel chaval que mató en la guerra y cuyo recuerdo lo ha torturado toda la vida.
En definitiva, una magnífica película que yo no voy a descubrir a nadie y sobre la cual me apetecía escribir.
Deseaba tanto escribir que voy a seguir un rato más… la interpretación de C. Eastwood es fabulosa, se excede un pelo en algún momento, pero sabe contenerse y modelar la tensión que vive convirtiéndose gradualmente en un ser más cercano: en el vecino gruñón de toda la vida.
¿Es el retrato de un anciano gruñón qué se toma una cerveza de más? Sí, sin duda. Pero es un hombre desamparado, que el dolor de la muerte aflige sin que reciba el más mínimo consuelo. Ni siquiera cuando tiene que enfrentarse a su propia muerte, encuentra un gesto, una sonrisa en la que detenerse a reflexionar sobre el valor de la vida. No recibe cariño y eso le atormenta. En toda la película no tiene una sola palabra sincera sin restricciones con su familia; tal vez recoge lo que ha sembrado y no le gusta porque le duele; está sólo y necesita a alguien que le soporte, que le lleve la contraria, que le escuche, que le sonría y le diga lo cabrón que es.
Nadie es perfecto. “El gran Torino” Es una gran película,- y no me canso de repetirlo- simplemente me ha encantado. El filme tiene una fotografía exquisita, ¡Con qué normalidad y cariño retrata a la gente de barrio! Además, sabe dotar a la historia del ritmo adecuado, se narran los hechos buscando una progresión: el suspense, la tensión va tomando mayor fuerza a medida que el personaje va cambiando, es genial. Es un viejo maestro-yo no entiendo ni papa, pero así me lo parece-. Me recuerda al C.Eastoow de "Los puentes de Madison", de "Milion Dollar Baby", de "Mystic River", donde retrata a la clase media americana rural y urbana, a los barrios de toda la vida, donde quiere encontrar esos valores en los que cree y con los que se identifica, aceptándose así mismo en ese espacio, con esa gente, sintiéndose parte de la comunidad, uno más entre ellos. Los personajes que retrata están lejos de la perfección, pero siempre mantienen unos principios que permiten reconciliarse con el entorno y a cada uno de ellos consigo mismo.
Es evidente que el personaje principal está al lado de los buenos, los malos acaban en la cárcel como en los filmes clásicos. Yo esperaba algún tipo de reconciliación, pero la agresión a la chica no permitía otro final ¿Y por qué no suprimir lo de la agresión? Algún otro final posible seguro que existía, pero es una película que también retrata el mundo de las bandas, y tal vez se quiso denunciar su existencia, la falta de principios... Sin duda, el protagonista de la película en su desesperación provoca los hechos, pues en ningún momento busca la reconciliación con el malo: el método de apuntar con un fusil para separar una pelea no es la más adecuada, nada es gratuito en esta vida. Yo prefería otro final, aunque sin ese trágico desenlace la ficción que nos envuelve, que nos sumerge en la película no sería heroica y en estos tiempos de crisis estamos necesitados de héroes anónimos, de modelos que sean ejemplos, de referencias que nos indiquen una causa justa, como la de mantener la paz en el barrio.
Todo puede variar según el punto de vista, a mí la película me ha encantado (me repito en mi entusiamo hasta la saciedad) Espero que Clint Eastwood siga rodando durante muchos años más.
Comentarios
Publicar un comentario