La pélicula Origen constituye un salto cualitativo en cuanto a imagen, pero en su desmesura, en su artificio inútil, se queda en una mera pirueta. Realmente es una pena, pues las posibilidades plásticas que proporcionaba la idea quedan relegadas a un enorme despropósito por el planteamiento de la historia. Parece que toda virtualidad ha de estar ligada con una puesta en escena a lo Matrix: la vida se rige en unos parámetros que vinculan la realidad a una violenta hiperrealidad, en la que lo cotidiano se resuelve en una especie de épica alegórica; en fin, calificaría la película como desmesurada y gratuita.
Es triste que tanta violencia gratuita no sea sustituida por pulsaciones vitales que dieran pie a una visualización del inconsciente, a una figuración más próxima (no de historieta bélica de serie B) que permitiese contrastar deseos y realidad, miedos y certezas en una escala que la propia realidad pudiese dotarla de verosimilitud. Los saltos al pasado tan comunes en el cine dan pie a una escenificación diferente, a unos personajes que muestran una realidad que más tarde sufren, en estos casos vemos como los cambios se ajustan a la narración de los hechos. Del mismo modo, cuando se visualiza el futuro los personajes son resultado se sus andanzas y las primeras sorpresas son reconocibles a medida que la historia se desarrolla. Los cambios responden a una causalidad, en cambio, cuando el plano de la ficción y la realidad se superponen en el cine actual se recurre a una ficción que todavía no ha encontrado un patrón, un modelo que lo defina.
Recuerdo que en la pelicula norteamericana Gran Cañón, la historia giraba en torno a un ciudadano de Los Angeles que se desvía en su vuelta a casa, con tan mala suerte que se le avería el coche en las afueras de la gran ciudad; entonces, el ciudadano se da cuenta de que su vida corre peligro, de repente se encuentra en medio de una situacíón propia de los suburbios del tercer mundo. Las realidades se pueden superponer, porque son múltiples, pero hay que saber diferenciar lo personal de lo colectivo, y la linealidad de la historia con los recovecos que puede ofrecer el incosciente.
El cine está definido por la ficción, en la era de la informática la virtualidad se está convirtiendo en una nueva realidad pero no alcanzamos a configurarla. Aunque hay excelentes películas como Crash, o el mismo Amores Perros que jugando con la causistica y la superposición ahondan en la historia sin necesidad de ningún virtuosismo, ¿para qué si la realidad supera a la ficción?
Francamente creo que Origen no acierta con la historia, con una estética que recuerda a la mezcla de Metrópolis de Fritz Lang y Matrix, es una historia simple y exagerada. Con estos mismos medios una pelicula tan sincera como El Rey Pescador podría tener unas posibilidades estéticas inusitadas.
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