Ayer fuimos a ver Toy Story 3, no nos defraudó, todo lo contrario: pasamos un rato delicioso. Me atrebería, incluso, a decir que fue sobrecogedor. Alguien puede pensar que flipé con las gafas que me permitieron ver la película en tres dimensiones, y realmente acertaría. Ver las imagenes en relieve me impresionó hondamente, creo sinceramente que se está abriendo paso un modo nuevo de ver y entender el cine donde la virtualidad y la plasticidad recuperaran el sitio que por ley les corresponde.
Ver los trailers en 3D fue una experiencia: sentir la plasticidad, el relieve y volumen de los objetos fue impresionante. En Toy Story las imágenes no son tan efectistas; más bien parecía que la película no estaba pensada para esa nueva dimensión, sino que fue adaptada por razones comerciales. Pero la película Toy Story no necesita de la tercera dimensión para llegar al público y hacerle pasar un rato memorable.
Sin duda alguna lo que más me gustó fue el guión; es una historia redonda, todo, absolutamente todo está pensado para que la obra se perciba como una unidad, y en ese encage se raya la maestría. El grupo de juguetes encabezados por el vaquero se dibuja como colectivo a la vez que las mismas individualidades le dan relieve al grupo, enseguida nos damos cuenta que estamos ante unos personajes secundarios de lujo, desde Papa Patata hasta el caballo Perdigón. Eso da pie a que en un momento dado la personalidad de cada personaje se hilvane con la historia, los diferentes juguetes llegan a vivir su momento de protagonismo adquieriendo la cinta un perfil coral: la actuación de Barbie es uno de los puntos álgidos de la película.
El grupo de juguetes abandonados por el chaval que va a la universidad a de hacer frente a la nueva situación, pero si algo les caracteriza es su sentido de familia y su fidelidad: aceptan irse al desván y esperar a que en un futuro puedan volver a poder jugar. El azar interviene, pero una de las claves de la película es la lucha de los juguetes para ser dueños de su propio destino. Se percibe ese sentido didáctico que se le da a la película, que viene a decir al espectador lo siguiente: "el futuro está en tus manos, tienes que darte cuenta de que recibes lo que has ganado con tu esfuerzo". Creo que es importante que los niños se den cuenta de que nuestros actos tienen unas consecuencias que nos definen.
Los juguetes no se conforman con su destino, luchan por un futuro mejor. ¿Los niños al jugar se plantean sus conflictos para mejorar? Juegan para interiorizar su personalidad y aceptar la realidad que se les impone, es un aprendizaje duro el abrirse paso en un mundo que va más alla del amor familiar. En este sentido los protagonistas actúan en grupo, a todos se les oye, todos tienen voz y el trabajo de todos es imprescindible, se rompe con la jerarquización propia de los niños, en el que el más listo controla al más fuerte y este mamporrea a los demás, si no obedecen al jefe; ley de vida.
Esta jerarquización se percibe en la guarderia, en el nuevo hogar al que son conducidos por el azar. Los juguetes luchan contra la tiranía del oso de peluche y sus compinches; la película en esta parte recuerda a los filmes bélicos clásicos de huidas. Es esta parte la más brillante, la de la huida, donde se plantea el trabajo coral de cada personaje; así se da a entender la importancia del la tarea en equipo, donde la labor de los elementos secundarios perfila el acabado de todo proyecto. Si en el patio de la escuela la jerarquia campa en toda su intensidad, este no es el modelo a seguir, pues la fuerza reside en el grupo, donde todos somos iguales porque cada uno de nosotros es imprescindible para la felicidad de los demás.
La guarderia como punto de inflexión puede llevarnos a una doble lectura: toda socialización constituye la aceptación de una determinada jerarquia, alzada y constituida para beneficio de los más fuertes. Así esa buena intención de los padres al querer educar a sus hijos puede que los lleve a ser humillados y bejados en beneficio de los más fuertes. Lo que está claro es que hay un conflicto a resolver y que como participe del grupo el niño tiene que mirar por el equilibrio de fuerzas donde una minoría no imponga su voluntad a la mayoría. No no es nada fácil, pero son estos valores basados en el respeto a los demás los que nos hacen ser mejores.
Al final la película consigue alcanzar cierta tensión que aviva la intriga jugando con el elemento sorpresa, nos avisa de los riesgos que entraña la realidad que nos obligan a ser fuertes. En fin, una pelicual muy bien hecha que entretiene y a su vez educa.
Los juguetes no se conforman con su destino, luchan por un futuro mejor. ¿Los niños al jugar se plantean sus conflictos para mejorar? Juegan para interiorizar su personalidad y aceptar la realidad que se les impone, es un aprendizaje duro el abrirse paso en un mundo que va más alla del amor familiar. En este sentido los protagonistas actúan en grupo, a todos se les oye, todos tienen voz y el trabajo de todos es imprescindible, se rompe con la jerarquización propia de los niños, en el que el más listo controla al más fuerte y este mamporrea a los demás, si no obedecen al jefe; ley de vida.
Esta jerarquización se percibe en la guarderia, en el nuevo hogar al que son conducidos por el azar. Los juguetes luchan contra la tiranía del oso de peluche y sus compinches; la película en esta parte recuerda a los filmes bélicos clásicos de huidas. Es esta parte la más brillante, la de la huida, donde se plantea el trabajo coral de cada personaje; así se da a entender la importancia del la tarea en equipo, donde la labor de los elementos secundarios perfila el acabado de todo proyecto. Si en el patio de la escuela la jerarquia campa en toda su intensidad, este no es el modelo a seguir, pues la fuerza reside en el grupo, donde todos somos iguales porque cada uno de nosotros es imprescindible para la felicidad de los demás.
La guarderia como punto de inflexión puede llevarnos a una doble lectura: toda socialización constituye la aceptación de una determinada jerarquia, alzada y constituida para beneficio de los más fuertes. Así esa buena intención de los padres al querer educar a sus hijos puede que los lleve a ser humillados y bejados en beneficio de los más fuertes. Lo que está claro es que hay un conflicto a resolver y que como participe del grupo el niño tiene que mirar por el equilibrio de fuerzas donde una minoría no imponga su voluntad a la mayoría. No no es nada fácil, pero son estos valores basados en el respeto a los demás los que nos hacen ser mejores.
Al final la película consigue alcanzar cierta tensión que aviva la intriga jugando con el elemento sorpresa, nos avisa de los riesgos que entraña la realidad que nos obligan a ser fuertes. En fin, una pelicual muy bien hecha que entretiene y a su vez educa.
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