Sin lugar a dudas esta sublime película atrapa desde el principio al final; sobre todo, destacaría lo bien planteada que está: una vez jubilado, un funcionario de un juzgado rememora los hechos que sucedieron veinte años atrás. Como los sucesos ocurridos marcaron su vida, se propone relatarlos en una novela. El planteamiento en seguida aviva la curiosidad del espectador, más aún cuando tras los primeros recuerdos se encuentra con un crimen atroz que el protagonista empieza a investigar. La novela juega, o se teje en un constante ir y venir: del pasado, de cómo ocurrieron los hechos, al presente de cómo se recuerdan. La tensión se mantiene y se crece en el acontecer de los hechos, el análisis en el recuerdo. Pero tal vez la literalidad adquirida por el recuerdo, unido a cierta admiración de enamorado hacen que los hechos pierdan parte de la intensidad que podrían ofrecer. Me encantaron las tomas en las que ambos personajes dialogan mirándose a los ojos, en un
Crítica personal peliculada